Generación decapitada
Reconocido por la corta vida de sus referentes, la Generación Decapitada remite a cuatro poetas independientes que emergen en la escena cultural del Ecuador a inicios del 1900, conectados por la obra de Rubén Darío para expresar la corriente modernista desarrollada en Latinoamérica.
La melancolía que expresan en sus poemas también se refleja en sus vidas personales, cargadas de escapismos frente a una realidad que los abrumaba. Entre los principales autores modernistas del ecuador que forman parte de la Generación Decapitada se encuentran Arturo Borja, 20 (1892-1912), y Humberto Fierro, 39 (1890-1929), ambos oriundos de Guayaquil, y Medardo Ángel Silva, 21 (1898-1919), y Ernesto Noboa y Caamaño, 38 (1889-1927), ambos nacidos en Quito.
Aunque la mayoría provenía de estratos sociales acomodados, también está presente el caso de Silva, proveniente de una familia humilde y una infancia llena de pesares, que moldearon su personalidad. Este joven poeta se suicida en 1929 de un tiro a la cabeza, recién a los 21 años. Uno de sus últimos textos es recogido por el músico Julio Jaramillo, transformándolo en una valse, y manteniendo el nombre original como título del tema, «El alma en los labios».
Borja, Fierro y Noboa también fallecen jóvenes, el primero como consecuencia de una sobredosis, mientras que sus pares se quitarían la vida por voluntad propia. El término de Generación Decapitada es creado por los historiadores, que ubican el momento histórico y las conexiones generacionales en las que se desarrollaron estos poetas.
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